Durante tres años, todos los sábados (Sabbath), los miembros de la iglesia observaban cómo la línea roja del «termómetro» de recaudación de fondos se acercaba cada vez más al objetivo. Un día, cuando entraron al santuario, había mucha emoción en el aire. Todos querían ver la línea roja que estaba en la parte más alta. ¡Habían alcanzado el objetivo!
Cuatro años antes, esta iglesia se reunió en su salón multiuso y miró al otro lado del estacionamiento de grava, una parcela donde imaginaron una escuela. Aunque la congregación tuvo un comienzo humilde, se sintió impulsada a servir a sus miembros y a la comunidad. Así que oraron a Dios para que los guiara en la construcción de una escuela de la iglesia.Pidieron la ayuda de Dios para el proyecto en general, y también para que les diera sabiduría acerca de cómo proceder. También elevaron varias plegarias específicas, por ejemplo, ¿de dónde vendría el dinero para construir la escuela? ¿Tendrían ayuda de la conferencia para pagar los salarios de los maestros? Los padres, ¿podrían pagar la matrícula?
Avanzamos rápidamente varios años después de la apertura de la escuela. Al igual que muchas escuelas y otras organizaciones de la iglesia, se crean numerosos recuerdos a lo largo de los años, durante las representaciones musicales de Navidad, las ferias de primavera, y en las innumerables historias sobre cómo Dios bendijo al personal, a los alumnos y a sus familias. Hubo momentos no tan memorables que ocurrieron durante esa época. Hubo que hacer reparaciones, los alfombrados debieron reemplazarse, los sistemas de calefacción y refrigeración necesitaron mantenimiento, se reemplazaron tejas, se actualizaron equipos informáticos, y mucho más.
A lo largo de los años, la escuela experimentó las fluctuaciones normales que se producen en la inscripción cuando a una promoción numerosa le sigue una clase pequeña de jardín de infancia al año siguiente. El apoyo financiero también sufre altibajos a medida que los donantes y miembros de la iglesia van y vienen. El mantenimiento y las actualizaciones regulares, como las alfombras rasgadas en los pasillos, los equipos de calefacción y las actualizaciones aumentan en frecuencia y costo. ¿De dónde provendrá el dinero para mantener la escuela, para que los padres deseen invertir y enviar a sus hijos para aprender?
Muchos años más tarde, nuevamente en la iglesia, un grupo se reúne en el mismo salón multiuso y mira al otro lado del nuevo estacionamiento de asfalto de su escuela. El grupo escucha mientras la Sra. Smith, la historiadora extraoficial, narra cómo hace aproximadamente 25 años su iglesia vislumbró esta escuela y cómo se creó un fondo de construcción. Cuenta que Conquistadores convirtió el estacionamiento de grava de la iglesia en «pequeñas tiendas» para vender bolsas de mantillo. Hubo ventas de objetos usados con el patrocinio del grupo del ministerio de mujeres, una multitud que observó al pastor Ron pescando manzanas con la boca en el festival de otoño, y la emoción del día en que la línea roja llegó al objetivo.
A la Sra. Smith se le apaga la voz mientras ella y otros recuerdan los desafíos que enfrentaron los miembros en el pasado, y el desafío que les espera. ¿Habían menospreciado el costo a largo plazo de dirigir una escuela? ¿Su compromiso con la comunidad, con los padres y los alumnos había cambiado a lo largo de los años?
Probablemente hayan oído hablar del «costo de hacer negocios». Lo que los miembros hacen como una iglesia, una escuela o una clínica médica es un ministerio dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Pero eso no significa que estemos exentos del principio según el cual existe un costo para hacer negocios. Como mínimo existe un costo para hacer negocios correctamente.
Las personas que llegan a nuestras propiedades tienen la expectativa de que serán seguras, estarán bien iluminadas, y que en el interior de los edificios habrá una temperatura agradable según el clima. Pedimos a nuestros miembros y a nuestras comunidades que vengan a nuestra iglesia, paguen la matrícula para que sus hijos asistan a nuestras escuelas o acudan a nuestra clínica para recibir servicios. ¿Estamos preparados adecuadamente para recibirlos?
El ministerio consiste en influir sobre las personas para que «vengan y sigan a Cristo». Yo les diría que un ministerio exitoso debe enfocarse en el plan financiero a corto, mediano y largo plazo para lo que yo llamo «el costo de hacer negocios correctamente». Los aspectos físicos de los edificios y otras operaciones son un testimonio para aquellos a quienes cuidamos. El cuidado con el que ayudamos, cómo manejamos nuestros recursos, y la apariencia y seguridad de nuestros edificios dicen mucho sobre cómo valoramos a quienes declaramos servir.
Mientras evalúan el «Costo de hacer negocios correctamente», Adventist Risk Management (ARM) tiene algunos recursos gratuitos que les servirán de ayuda.
- Programa de mantenimiento preventivo
- Comité de seguridad
- Formulario de inspección
- Webinario sobre seguridad en la escuela
Cuando regresamos a nuestro grupo de la iglesia reunido en el salón multiuso, vemos que han ampliado su visión. Están mirando «más allá» del edificio situado del otro lado del estacionamiento. Tienen un nuevo enfoque y entusiasmo por temas tales como elaboración de presupuestos, recaudación de fondos y programas de mantenimiento como parte del ministerio actual de su escuela de la iglesia. Cuidar lo que tienen hace posible que sueñen sobre lo que podría ser. Su comunidad, los padres y alumnos dependen de ellos para abordar las tareas diarias de su escuela con la misma energía que había hace 25 años, cuando vieron cómo la línea roja se acercaba al objetivo. La Sra. Smith sonríe al saber que «su» escuela transita una fase diferente, pero que en «su» iglesia se respira entusiasmo.
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