Cada vez que se produce un nuevo tiroteo, tengo esta sensación: se me endurecen todos los músculos abdominales y se me cierra la garganta, como si mis vías respiratorias fueran más pequeñas que lo normal.
Hay personas muertas.
Lo más cercano que experimenté a un tiroteo en una escuela fue cuando mi propia universidad se cerró por emergencia. Recuerdo estar sentada en la cantina cuando de repente uno de los miembros del personal se acercó e informó a todos los estudiantes que no teníamos permitido salir del salón y que debíamos alejarnos de todas las ventanas. No nos dijeron mucho, y no sabíamos qué estaba sucediendo.
Un grupo de oficiales entró en la cantina e hizo un allanamiento y rodeó con un círculo el salón cerca de una hora después. No recuerdo haber sentido que estaba realmente en peligro. Finalmente, el cierre de emergencia llegó a su fin y todos quedamos en libertad. Supimos por los noticieros y nuestra universidad que un ex estudiante, frustrado por el difícil trámite de transcribir sus expedientes académicos, había amenazado con usar armas de fuego y explosivos para apresurar las cosas.
Cuando el joven fue detenido más tarde, explicó que se sentía frustrado y que sus palabras habían sido más en broma que una amenaza real; no tenía intención de dañar a la universidad ni a ninguna persona. También se descubrió posteriormente que el ex estudiante tampoco había estado nunca en el parque del campus. Los estudiantes del campus consideraron que el incidente fue una broma. Muchos comenzaron a usar la frase «cierre de emergencia» en el sentido de exagerar una situación.
«¿Llegaste tarde a clase? Hay cierre de emergencia».
«¿Te quedaste sin leche? Hay cierre de emergencia».
«¿Violaste el toque de queda? Hay cierre de emergencia».
Sin embargo yo no me reí, porque al día siguiente de este incidente en mi campus, otra universidad entró en cierre de emergencia por un tiroteo que se cobró la vida de un estudiante.
Un estudiante murió.
La Preparación Puede Prevenir la Pérdida
El jueves pasado, otro campus de la universidad entró en cierre de emergencia por una situación con un tirador activo, en la que nueve estudiantes y miembros de la facultad murieron y aproximadamente 10 más resultaron heridos (al momento de escribir este artículo).De acuerdo con Everytown.org, un movimiento cuyo objetivo es poner fin a la violencia con armas y construir comunidades más seguras, hubo 45 tiroteos en escuelas en el 2015, entre ellos el ocurrido en la Umpqua Community College. Equivale a más de un tiroteo por semana durante un año escolar.
Cuando nos enfrentamos a estos números y a estas tragedias, es inevitable sentirse impotente, sin nada que podamos hacer. El daño ya está hecho. Sin embargo, hay algo que las escuelas, iglesias e instalaciones pueden hacer para proteger y prevenir muertes en una situación de emergencia: crear un plan de emergencia.
Mi universidad estaba preparada para una situación de emergencia con un plan que se implementó apenas se anunció la amenaza. Pero muchas escuelas, iglesias y organizaciones no están preparadas para responder a una situación de emergencia.
Nadie puede evitar que ocurran emergencias, pero crear y poner en práctica un plan de emergencia ayuda a minimizar las pérdidas cuando se produce un incidente real. El poder de un plan de emergencia es que está adaptado a las necesidades de su organización o ministerio. Debería garantizar que no sólo el personal sino también los estudiantes y miembros estén informados y capacitados en cuanto a cómo seguir el plan en caso de emergencia. Debido al aumento de los incidentes con tiradores activos en terrenos de la iglesia y campus universitarios, las organizaciones deberían pensar en realizar simulacros de tiradores activos con la misma frecuencia que los simulacros de incendio y tornado. Es fundamental que el plan de emergencia incluya una sección sobre cómo responder a actos de violencia.
Adventist Risk Management, Inc. (ARM) cuenta con varios recursos y enlaces para ayudar a escuelas, lugares de culto y organizaciones a crear su propio plan de emergencia. Encuentre estos y otros recursos de gestión de riesgos aquí.
Trabajemos juntos para estar bien preparados ante cualquier situación de emergencia y prevenir la mayor cantidad de daño posible.